Cuando vislumbre, ya, que no me quieres;
renuncio, dejo todo y no reincido,
proseguiré la vida sin sentido,
sin musa, inspiración y sin deberes.
Tan solo imprescindibles menesteres
que mantengan mi ser indefinido
y aunque nadie me diga: “un ser vencido”,
muerta estará la luz en mis haberes.
Sinónimo de escritos, querer tanto,
–universidad del esperanto–
no concibe dobleces, ni desplante...
Las zarzas traicioneras, a mi paso,
hiriéndome en su idioma de fracaso
no han de borrar tu nombre un solo instante.
Gregorio Menéndez
MI HORA CERO Y OTROS POEMAS pág. 39
Editorial: Francisco A. Colombo 22-10-1975
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