ALMA que ha quedado muda
de una tarde suspendida,
ve lejanos los jardines. . .
y en la noche caminante
la persigue. . . el acorde
musical de los violines.
Ya no va, como iba antes,
aunque siente
el susurro inquebrantable
de un albor,
todo tiene. . .
mas no tiene ya el amor.
En la hora vespertina
de sol pleno, acariciante,
cual ciego del amor camina,
sintiendo solo en lo externo
naturaleza radiante . . .
Pero adentro. . . trashumante:
¿Es de noche o es de día?. . .
Alma que ha quedado muda
de una tarde suspendida,
se hizo noche prematura
. . . y es de día.
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CANTARES PARA DOS ROSTROS pág 64