A verdes campos dormidos
despierta en luz, la alborada,
surgiendo al aire los trinos
de una esperanza añorada.
La brisa, canto de mar,
acoje a niño inocente
y en curativo cantar
lo conduce buenamente.
Ora canta, ríe, brinca,
en reverso diferente,
toda natura es distinta
en la despejada frente.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Una lágrima escapada
es un himno hacia la vida.
Ayer, sonrisa mentida;
hoy, mi lágrima agraciada.
Que mil lágrimas nos bañen,
antes que sonrisas muertas,
como aquellas que restañen:
claras, profundas y ciertas.
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Gregorio Menéndez
Cantares para dos rostros
pág.40 Editado el 15/06/66